Le manoir du diable 1896 The Devil’s Castle – 1st Horror & Vampire Movie – Georges Méliès
La mansión del diablo (Le Manoir du Diable) es una película muda de la productora francesa Star Film del año 1896, dirigida y producida por Georges Méliès. El filme, un breve esbozo de pantomima en el estilo de una fantasía cómica teatral, cuenta la historia de un encuentro con el Diablo y varios fantasmas. Su intención es evocar diversión y admiración de sus audiencias, en lugar de miedo. Sin embargo, debido a sus temas y personajes, técnicamente puede considerarse la primera película de terror (y, como incluye una transformación que involucra a un murciélago, incluso se la ha llamado la primera película de vampiros). La película también es innovadora en longitud: su tiempo de ejecución de más de tres minutos, algo ambicioso para su época.
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Título: Le manoir du diable
Director: Georges Méliès
Reparto: Jeanne d’Alcy, Georges Méliès
Compañía productora: Georges Méliès, Star-Film
País de origen: Francia
Género: Fantástico, Terror
Duración: 3 minutos
Fecha de estreno: 1896
Considerada la primera película de terror de la historia del cine
La película se abre con un gran murciélago volando hacia un castillo medieval. El murciélago rodea la habitación, antes de convertirse repentinamente en el Diablo. Mefistófeles produce un caldero y un ayudante, que lo ayuda a conjurar a una mujer de este.
La sala se limpia poco antes de que entren dos cavaliers. El asistente del diablo les pincha con una horca en la espalda antes de transportarse instantáneamente a diferentes áreas de la habitación, confundiendo a la pareja y haciendo que uno huya. El segundo se queda y sufre con numerosos trucos contra él, como el movimiento de los muebles a su alrededor y la aparición repentina de un esqueleto. El cavalier no se inmuta, utilizando una espada para atacar el esqueleto, que luego se convierte en un murciélago, y luego en Mefistófeles, que conjura cuatro espectros para someter al hombre. Recuperándose del ataque de los espectros, el hombre está visiblemente aturdido y saca a la mujer del caldero, quien lo impresiona con su belleza. Mefistófeles luego la convierte en una vieja bruja marchita frente a los ojos del hombre, y luego de nuevo en los cuatro espectros.
El segundo cavalier regresa y, después de una breve demostración de valentía, huye de nuevo, esta vez saltando por encima del borde del balcón. Después que los espectros desaparecen, el caballero se enfrenta cara a cara con el Diablo antes de alcanzar y blandir un gran crucifijo, lo que hace que el demonio desaparezca.
La mansión del diablo fue filmada en el jardín de la propiedad de Méliès en Montreuil, con un paisaje pintado.
En la época de Méliès, los actores de cine actuaron de forma anónima y no se proporcionaron créditos. Sin embargo, se sabe que Jeanne d’Alcy, una exitosa actriz de teatro que apareció en muchas de las películas de Méliès y más tarde se convirtió en su segunda esposa, interpreta a la mujer que sale del caldero. El historiador de cine Georges Sadoul postuló la hipótesis de que el diablo en la película fue interpretado por Jules-Eugène Legris, un mago que realizaba espectáculos en el Teatro Robert-Houdin en París, y que más tarde hizo su aparición en 1902 de la famosa película de Méliès, Viaje a la Luna.
Marie Georges Jean Méliès (París, 8 de diciembre de 1861-ibídem, 21 de enero de 1938) fue un ilusionista y cineasta francés famoso por liderar muchos desarrollos técnicos y narrativos en los albores de la cinematografía.
Méliès, un prolífico innovador en el uso de efectos especiales, popularizó técnicas como el stop trick y fue uno de los primeros cineastas en utilizar exposiciones múltiples, la cámara rápida, las disoluciones de imágenes y la película en colores. Fue también pionero en el uso de guiones gráficos.1 Gracias a su habilidad para manipular y transformar la realidad a través de la cinematografía, Méliès es recordado como un «mago del cine».
Dos de sus películas más famosas, Viaje a la Luna (1902) y Viaje a través de lo imposible (1904), narran viajes extraños, surreales y fantásticos inspirados por Julio Verne y están consideradas entre las películas más importantes e influyentes del cine de ciencia ficción. Méliès fue también un pionero del cine de terror con su temprana película Le Manoir du Diable (1896).
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Cuando el 28 de diciembre de 1895 Méliès asistió invitado por los Lumière a la primera representación del Cinematógrafo, Méliès queda impresionado y su inagotable mente, que siempre está maquinando ideas, hace que lance una oferta para incluirlo en su función. Ante la negativa, Méliès experimenta para construir su propio cinematógrafo. Finalmente acaba comprando el aparato de otro inventor, Robert William Paul, y en abril de 1896 ya se halla realizando proyecciones en su teatro. Su deseo por crear sus propias películas le lleva a transformar el artilugio de Paul en una cámara con la que rueda su primer filme, Una partida de cartas.
El 5 de abril de 1896 proyectó las primeras películas en su teatro Robert Houdin; eran pequeñas escenas al aire libre, documentales similares a los de los hermanos Lumière. Su estilo evolucionó rápidamente, buscando crear películas parecidas a sus espectáculos de ilusionismo.
Fue pionero en la utilización del truco de sustitución de elementos mediante el parado de la cámara, y también lo fue en la exposición múltiple del negativo (doble sobreimpresión), y los fundidos a negro y desde negro. Invirtió una gran cantidad de dinero para la creación del que se consideró el primer estudio de cine, en el que se utilizaron sistemas mecánicos para ocultar zonas al sol, trampillas y otros mecanismos de puesta en escena.
En 1902, creó la que está considerada su obra capital, Viaje a la Luna. En ella, la evolución de la continuidad narrativa cinematográfica da un paso de gigante, al montar la secuencia del disparo del cañón que lleva a los astrónomos a la Luna y, a continuación, poner en escena un decorado con la cara animada de esta, que va creciendo en travelling inverso y sobre la que acaba aterrizando la nave/bala de cañón, clavándose en ella.
Méliès intentó distribuir comercialmente Viaje a la Luna en Estados Unidos. Técnicos que trabajaban para Thomas Alva Edison lograron hacer copias de la película y las distribuyeron por toda Norteamérica. A pesar de que fue un éxito, Méliès nunca recibió dinero por su explotación. Creador de alrededor de quinientas películas, la paulatina transformación de la industria (monopolizada por Edison en Estados Unidos y Pathé en Francia), junto con la llegada de la Primera Guerra Mundial, afectaron a su negocio, que fue declinando sin remedio. Los negativos de sus películas fueron fundidos por un acreedor, ya que contenían plata. En 1923, se retiró de todo contacto con el cine.
De 1915 a 1923, Méliès montó, con la ayuda de su familia, numerosos espectáculos en uno de sus dos estudios cinematográficos transformado en teatro. El plagio por parte de diversos creadores de obras cinematográficas de la época se sumó a la lista de motivos por los cuales el director abandona el medio. En 1923, acosado por las deudas, tuvo que vender propiedades y abandonar Montreuil.
En 1925, se reencontró con una de sus principales actrices, Jehanne d’Alcy, que entonces regentaba un quiosco de juguetes y golosinas en la estación de Montparnasse. Méliès se casó con ella y comenzaron a regentar juntos la tienda. Allí será reconocido más tarde por Léon Druhot, director de Ciné-Journal, quien lo rescató del olvido. Desde 1925, su obra fue redescubierta por la vanguardia cinematográfica francesa, especialmente por los surrealistas, que reivindicaron su figura hasta el punto de que Méliès fue reconocido con la Legión de Honor en 1931 por toda su trayectoria.
En 1932, se encuentra en el Castillo de Orly, casa de jubilación de la «Mutua del cine» (institución fundada en 1921 por Léon Brézillon, presidente del sindicato francés de productores cinematográficos), y allí vivirá el resto de sus días con su esposa Jeanne d’Alcy. Falleció en el hospital Léopold Bellan de París y sus restos descansan en el cementerio de Père-Lachaise.
Poco antes de la muerte de Méliès en 1938, Henri Langlois, creador de la Cinemateca francesa, recuperó y restauró parte de sus películas. Georges Méliès fue el gran creador del cine de espectáculo y fantasía, dando el paso hacia la creación de un lenguaje de ficción para el cine del que carecía el cinematógrafo tomavistas de los Lumière. Desde 1946, el premio Méliès otorga anualmente el reconocimiento a la mejor película francesa.