Zoótropo es una máquina estroboscópica creada en 1834 por William George Horner, compuesta por un tambor circular con unos cortes, a través de los cuales mira el espectador para que los dibujos dispuestos en tiras dentro el tambor, al girar, den la ilusión de movimiento. Se inspiraba en el fenaquistiscopio pero, a diferencia de este, permitía que diversas personas lo contemplasen al mismo tiempo. Su creador le dio el nombre original de «daedaleum», haciendo referencia al arquitecto griego Dédalo, creador del laberinto de Creta y supuesto inventor de las imágenes humanas y animales dotadas de movimiento. Aun así se popularizó bajo el nombre de zoótropo o tambor mágico, rueda de la vida o rueda del diablo.
Fue un juguete muy popular en la época y uno de los avances hacia la aparición del cine que se crearon en la primera mitad del siglo XIX. Fue famoso y una inspiración para la creación de lo que hoy se conoce como cine ya que es el mismo principio, una sucesión de imágenes que cuentan una historia.
Un praxinoscopio es un aparato similar al zoótropo inventado por Émile Reynaud en 1877 y patentado el 21 de diciembre de ese año. El espectador mira por encima del tambor, dentro del cual hay una rueda interior con unos espejos formando ángulo, que reflejan unas imágenes dibujadas sobre tiras de papel situadas alrededor. Como resultado la persona observa una secuencia nítida, una animación estable donde las imágenes se fusionan y logran el efecto animado. Para fabricar los praxinoscopios que luego vendería como juguetes, Reynaud alquiló dos departamentos en París, uno de los cuales funcionaba como taller.
El tipo de movimiento del praxinoscopio consiste en una secuencia de movimientos en los que se repite continuamente la misma acción, creando así una acción cíclica marcada por el activar y desactivar del mecanismo de funcionamiento de cada objeto. En esta clase de juguetes ópticos, la mirada y la manipulación del objeto son aspectos cruciales. La mirada del espectador será inmóvil ya que observará cómo delante de él suceden estos hechos. Estos son activados, marcando el ritmo a su gusto, por la misma persona que mira.
El autor de la primera teoría de la resistencia retiniana fue Joseph-Antoine Ferdinand Plateau ya que en 1832 inventó el fenaquistoscopio, que consistía en un disco de cartón en el que su perímetro estaba agujereado por finas grietas radiales equidistantes y que llevaba una corona de dibujos que representaban sucesivas fases de un movimiento cíclico. Si se ponía el ojo al nivel de las ranuras y haciendo girar rápidamente el disco se creaba la ilusión del movimiento.
Casi al mismo tiempo, Simon Stampfer inventó el stroboscopio, que solo se diferenciaba del fenaquistoscopio por la separación de las grietas y por los dibujos hechos por dos discos diferentes rodados en sentidos contrarios.
Finalmente, el más famoso a lo largo del siglo xix fue el zoótropo, creado por William George Horner en 1834. Las grietas de este estaban en la parte superior del cilindro negro y los dibujos eran llevados por una cinta inamovible colocada en su interior.
François-Napoléon-Marie Moigno (también conocido con el apelativo de Abbé Moigno), (15 de abril de 1804 – 14 de julio de 1884) fue un sacerdote jesuita francés, físico y escritor. Se consideraba a sí mismo un discípulo de Cauchy.
Moigno nació en 1804 en Guémené-sur-Scorff, Morbihan, en Bretaña. Se educó en el colegio jesuita de Sainte-Anne-d’Auray, e ingresó como novicio en la Compañía de Jesús el 2 de septiembre de 1822. Completó sus estudios teológicos en Montrouge, dedicando su tiempo de ocio a las matemáticas y a la física.
Tras el estallido de la Revolución de 1830, los jesuitas fueron expulsados de Francia, y se instaló en Brig, Suiza. Allí aprendió varias lenguas, incluyendo el hebreo y el árabe. En 1836 fue nombrado profesor de matemáticas en la Universidad de Sainte-Geneviève, Rue des Postes, en París, donde se hizo conocido no solo como estudioso, si no también como predicador y escritor. Escribió numerosos artículos para la prensa; y estaba especialmente orgulloso de una de sus obras más conocidas, «Leçons de calcul différentiel et de calcul intégral», basada principalmente en los métodos de Cauchy, de la que ya había publicado el primer volumen cuando dejó la Compañía de Jesús en 1843.
Poco después emprendió un recorrido por Europa, contribuyendo con varias cartas a la revista «L’Epoque». Actuó como capellán del Liceo Luis el Grande desde 1848 a 1851. Convertido en editor científico de las revistas «Presse» en 1850 y «Pays» en 1851, en 1852 fundó la revista científica «Cosmos». En 1862 inició la publicación de «Les Mondes» y quedó vinculado con el clero de Saint-Germain-des-Prés (París). En 1873 fue nombrado canónigo de la colegiata de la Basílica de Saint-Denis, donde murió en 1884.
Moigno fue un escritor prolífico, un divulgador de la ciencia más que un investigador original. También tradujo al francés numerosas memorias científicas en inglés e italiano, y editó la publicación «Actualités scientifiques».
Entre sus trabajos destacan:
- «Répertoire d’optique moderne» (Paris, 1847–50);
- «Traité de télégraphie électrique» (Paris, 1849);
- «Leçons de mécanique analytique» (Paris, 1868);
- «Saccharimétrie» (Paris, 1869);
- «Optique moléculaire» (Paris, 1873);
- «Les splendeurs de la foi» (Paris, 1879–83);
- «Les livres saints et la science» (Paris, 1884), etc.,
así como numerosos artículos en «Comptes Rendus», «Revue Scientifique», «Cosmos» y otras revistas.